Ya tenemos la ubicación correcta, estamos en el quintal, era en desnivel con arboles frutales, a su lado discurria un rio que mas bien era una tuberia de desugüe de todo aquel barrio, a el iban a para muchas de las aguas sucias dela zona. Tenia unos pequeños peces que vivian en los remanzos del rio, y habian altas plataneras que le daba un aspecto mas elegante a tanta podredumbre. Tengo que decir que a causa de entrar muchas veces a ese rio de dió un paratifus, así se lo dijeron los sanitarios que vinieron a analisarme por si hubiera un brote de tifus en el barrio. Aquel jardin era el escenario de todos mis juegos, fuí vaquero, indio, romano, tarzan, constructor y enterrador, así es, enterrador porque desde que supe que una parte mia estaba enterrada en el jardin, debajo de una gran piedra, a su alrrededor enterré todos los anilales que me aparecian muerto en el quintal, pajaros, gatos, ratones y un pato que tuve durante bastante tiempo hasta que murió envenenado, me dijeron. Era un pato blanco, mejor una pata por que ponia un huevo todos los dias mientras vivió. Llegó a mi vida de la manera mas estraña; estaba mi amigo y yo tumbados en el suelo de la calle mirando al cielo y hablando del próximo juego al que nos gustaria jugar cuando Jose Carlos dijo.
-Mira! un urubú blanco! a lo que le conteste.
-No puede ser, los urubús son negros.
Los urubus son aves carroñeras que se dedican a limpiar el territorio de cadaveres de animales que aparecian muertos en el rio que discurria por el barrio y pasaba al lado de mi quintal, donde crecian plataneras y una hierba que sus hojas eran como sierras.
Aquella ave se poso en la otra esquina de la calle donde fuimos corriendo para saber que era, al llegar cerca el pato blanco vino hacia mí se me puso debajo, yo solo tuve que cojerlo y llevarmelo a mi jardin, allí permaneció hasta su muerte.
Cuando tenia 12 años aproximadamente, se me ocurrió reproducir un monte que habia en el barrio con sus casitas y sus masas de piedra, se llamaba Monte del Urubú.
La construcción de este Monte, aunque fuera a escala reducida tenia que mover mucha cantidad de tierra y piedras, fué entonces que me ocurrió algo que me há marcado toda mi vida.
El hallasgo de una estraña piedra, para mi conociminto del momento, jamas la habia visto igual, era con forma de prisma por una punta y por la otra parecia haber sido hecha por alguien que tuviera herramientas en forma de formon, para sacarle lascas como a la madera´
Esta piedra me inpactó, la mantuve conmigo hasta que se me extravió en mi viaje de regreso a Las Palmas
-Mira! un urubú blanco! a lo que le conteste.
-No puede ser, los urubús son negros.
Los urubus son aves carroñeras que se dedican a limpiar el territorio de cadaveres de animales que aparecian muertos en el rio que discurria por el barrio y pasaba al lado de mi quintal, donde crecian plataneras y una hierba que sus hojas eran como sierras.
Aquella ave se poso en la otra esquina de la calle donde fuimos corriendo para saber que era, al llegar cerca el pato blanco vino hacia mí se me puso debajo, yo solo tuve que cojerlo y llevarmelo a mi jardin, allí permaneció hasta su muerte.
Cuando tenia 12 años aproximadamente, se me ocurrió reproducir un monte que habia en el barrio con sus casitas y sus masas de piedra, se llamaba Monte del Urubú.
La construcción de este Monte, aunque fuera a escala reducida tenia que mover mucha cantidad de tierra y piedras, fué entonces que me ocurrió algo que me há marcado toda mi vida.
El hallasgo de una estraña piedra, para mi conociminto del momento, jamas la habia visto igual, era con forma de prisma por una punta y por la otra parecia haber sido hecha por alguien que tuviera herramientas en forma de formon, para sacarle lascas como a la madera´
Esta piedra me inpactó, la mantuve conmigo hasta que se me extravió en mi viaje de regreso a Las Palmas
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