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sábado, 21 de febrero de 2009

El nudo





Les he contado mis impresiones de los primeros días en Las Palmas, con el paso de los días fue cambiando y valorando el vivir en una pequeña ciudad, todo estaba cerca, el tráfico no era agobiante y yo disponía del coche de mi padre, aprendía sobre el negocio.



Las piedras que importaba de Brasil empezaban a seducirme.









Los estudios se encaminaban para acceder a la Universidad, primero estudié el Preu, en un instituto mixto de Chamman, donde conocí a la chica que años mas tarde, llegamos a casarnos. No puedo esconder que me fue muy difícil acceder a la Universidad, dado el retraso en el nivel de mi formación y conocer dos lenguas tan hermanas, que llegas a pensar que no conoces ni una ni la otra, dado que es correcto en una, cuando en la otra es un grave error. Me refiero al Portugués y el Castellano. Mi aprendizaje lo hice en Portugués y cuando llegué tuve que aprender el Castellano muy rápido, así me va.
Pero "Una Historia Real", no quiere pararse en estos detalles, sino fijarse en el camino que el destino, o unos "diosecillos" me tenían programado.
Después que en Rio de Janeiro, encontrara en un lugar nada habitual, una piedra de Amatista, que yo tallara una cara en madera y que un ave, el pato blanco, viniera hacia mi y estuviera hasta su muerte en mi jardín.
Primero la punta de Amatista, en aquel momento yo no sabía lo que era, en el jardín de mi casa en Aboliçao, Rio de Janeiro, lugar nada característico por tener cuarzos, encontré esa punta, en medio de la tierra que removía. Esa piedra la extravié en mi viaje de regreso a Las Palmas.

La talla de una cara de Madera en la fábrica de zapatos de mi padre, fue otro hito que inició el camino hasta hallar las Caras de La Aldea.



  


Vuelvo a Las Palmas despues de 10 años fuera y me reencuentro con las piedras de Amatista.Mi padre las vendia para decoraración o a coleccionistas.
El tiempo pasa y yo estoy viviendo en el sur, en Montaña la Data, con mi própio almacen de Minerales para la venta y vuelve a ocurrir, un Pato blanco nos vuelve a visitar y se queda entre nosotros hasta que lo llevo a los alrededores de Palmitos Park y mas adelante mi tío Antonio me habla de una piedras talladas con dos caras y una representación floral, en la otra está tallada una cruz. Me hace interesarme por su busqueda y me facilita algunos datos, no muy concretos sobre su ubicación.
Antonio, me cuenta su teoria.
"-Estos son vestigios probatorios de que un grupo de la Orden del Temple, estuvieron en Gran Canaria, mas concretamente el la Aldea de San Nicolas". El cuento hecha raices en mi mente y me dispongo encontrar, para mi tio, las piedras talladas. El me enseña un recorte de periodico donde aparece la foto muy mala de las piedras y habla de una antigua casa de la Aldea, sin mas referencias. Despues de muchas visitas a la Aldea y hablar con muchos aldeanos, llego a un lugar, donde ya habia estado, pero a causa de un muro que habia sido reconstruido, no me habia fijado en una casa derruida que habia por detras.
Al verla, sentí que estaba en el camino cierto, se encontraba hacía muchos años en ruinas a causa de una herencia sin concluir, por estar ausente algunos de sus herederos. Me adentré en el terreno, mirando todas las piedras, habian muchas amontonadas y de gran tamaño, por lo que temia no poder encontrarlas puesto que podrian encontrarse debajo de grandes piedras que no podria mover.
Despues de varias horas de busqueda y de sacar fotos, me disponia marcharme cuando una piedra escondida entre la hierba, que habia pasado desapercibida todo el tiempo, me hiso mirarla, allí estaba, la cara sonriente y la otra al lado, maléfica.
La que contenia la cruz se encontraba a su lado.

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