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viernes, 5 de junio de 2009

Merida



Mi encuentro con la Ciudad de Mérida fue casual, en el verano del 2000 estaba viajando por España, sin una ruta predeterminada, solo Bilbao era un destino claro.


Después de visitar Bilbao donde había llegado para visitar el Museo Guggenhein, no sabia por donde continuar mi viaje, Madrid lo había descartado, y me decidí por Badajos. El viaje en autobús fue largo y cansativo pero llegamos al atardecer, la ciudad era interesante pero no me llamó la atención, pero escuché hablar de las ruinas Romanas de Mérida y su Teatro, conocerlo fue mi única obsesión.


Al llegar a Mérida mi primera impresión no tuvo mucho entusiasmo, pero al visitar su Museo Romano cambió radicalmente la visión que tuve en un principio


Los talleres de escultores que se desarrollaron en la Merida Romana era de una sofisticación humana esplendida. Alejados de la metrópolis, dieron rienda libre a su creatividad, los cánones se ajustaron a los gustos de la clientela, bustos que fotografiaban el mas mínimo rasgo en las facciones.

El movimiento de la piedra.

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